Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un lienzo https://isaiahmpei677051.link4blogs.com/59409358/un-análisis-profundo-del-cabezazo-de-zidane