Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en https://lawsonclyi723684.xzblogs.com/78856330/la-historia-detrás-del-gesto-de-zidane-en-2006